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En estos tiempos es posible observar áreas que parecen excluidas del proceso de globalización, pudiendo ser subcontinentes, países o regiones, incluso dentro de las propias naciones desarrolladas. De ahí, la necesidad de analizar lo que ocurre en esos espacios locales, aparentemente sin importancia, y cómo éstos podrían lograr un desarrollo socio-económico acorde a sus recursos y sus valores culturales.

 

Es el caso de la región sur-sureste de México que alberga a 36 millones de habitantes entre los que se encuentra el 74% de la población indígena del país, y en donde se manifiestan los procesos de integración y exclusión señalados. En esta región, algunas entidades federativas participan de las dinámicas de la economía mundial (TLCAN), mientras que otras presentan regiones que crecen poco, están estancadas y muestran elevados niveles de desigualdad social. En cualquiera de los casos, la región concentra las mayores proporciones de población en condiciones de pobreza y pobreza extrema del país, escasos servicios, infraestructura y escolaridad.

 

El estado de Chiapas es un claro ejemplo de exclusión del proceso de desarrollo del país: presenta el peor de los panoramas del país por el lento o nulo crecimiento, una distribución muy regresiva del ingreso y los más bajos niveles en la calidad de vida. Así, el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que reúne indicadores de salud, educación y acceso a los recursos, coloca a Chiapas en el último lugar de las 32 entidades federativas (PNUD, 2007:14).

 

La realidad del estado de Chiapas requiere de análisis críticos que aporten elementos para impulsar el desarrollo local tanto en términos de capital humano como de recursos naturales. Las necesidades de formación de recursos humanos en desarrollo local, habilitados para realizar investigación de alta calidad se fundamenta en la problemática social señalada anteriormente, que se expresa en diferentes dimensiones de análisis:

 

  • Recursos naturales. Uso y conservación de los recursos naturales.
  • Política e instituciones: Democracia y gobiernos, política pública, gobernanza, gestión y planeación territorial.
  • Económica: Cadenas y sistemas productivos, innovación tecnológica, inserción a mercados y comercio justo.
  • Socio-cultural: Patrimonio cultural, identidad, capital social, actores sociales, género, pobreza, migración y marginación.

 

En este contexto, el desarrollo local se concibe como un proceso que implica la construcción de un proyecto común que combina el crecimiento económico, la equidad, la mejora socio cultural, la sustentabilidad ambiental, la equidad de géneros, la calidad y equilibrio espacial, sustentado en procesos de democracia participativa y de concertación de diversos agentes del territorio con el objeto de mejorar la calidad de vida de la población de dicho territorio.

 

El desarrollo local comprende varias dimensiones, la de los recursos naturales, la política institucional, la económica y la socio-cultural; a su vez, involucra la movilización y participación de múltiples actores asentados en el territorio, mediante procesos de colaboración entre actores del sector público, privado y organizaciones sociales, así como alianzas con actores que permitan diseñar las políticas y estrategias para el impulso del desarrollo local.

 

Por ello. la Maestría en Desarrollo Local (MDL) propone formar investigadores de alto nivel de los procesos de desarrollo local desde una perspectiva multidimensional y transdiciplinada, que posibilite a los actores locales y a las instancias competentes establecer lineamentos para el diseño de políticas, programas y acciones públicas.